En este capítulo, Jesús aborda la práctica de la piedad personal, enfatizando la autenticidad en la oración, el ayuno y la generosidad. Contrario a las prácticas de los fariseos, que buscaban la aprobación pública, Jesús instruye a sus seguidores a actuar en secreto, donde solo Dios puede ver. La enseñanza del Padre Nuestro se convierte en un modelo de oración que refleja la relación íntima entre el creyente y Dios, reconociendo su santidad, provisión y perdón. Además, Jesús advierte sobre la acumulación de tesoros en la tierra, instando a sus discípulos a buscar primero el Reino de Dios. Este capítulo resalta la importancia de la motivación del corazón en la vida espiritual, invitando a los creyentes a vivir con integridad y a confiar en la provisión divina.
Mateo capítulo 6
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