El decimoctavo capítulo de Isaías se dirige a la tierra de Cush, una región situada al sur de Egipto. El profeta presenta una imagen de Cush como una nación que envía mensajeros en busca de ayuda. A través de esta profecía, Isaías destaca la importancia de la comunicación y la diplomacia entre las naciones. Sin embargo, también advierte que la verdadera salvación no proviene de alianzas humanas, sino de la intervención divina. Este capítulo es un recordatorio de que Dios tiene un plan para todas las naciones, y que incluso aquellas que parecen lejanas a Su propósito están bajo Su soberanía. La profecía sobre Cush invita a la reflexión sobre la relación entre las naciones y la necesidad de buscar a Dios en tiempos de crisis.
Isaías capítulo 18
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