En este momento, Dios hace una promesa significativa a Abram, que es fundamental para la historia que se despliega en la Biblia. Al aparecerse a Abram y declarar que sus descendientes heredarán la tierra, Dios inicia un pacto que dará forma a la historia de los israelitas. Esta promesa no se trata solo de adquirir territorio; representa la intención de Dios de crear un pueblo a través del cual revelará Sus propósitos al mundo. El acto de Abram de construir un altar es una profunda expresión de fe y adoración. Significa su reconocimiento de la presencia de Dios y su aceptación de la promesa divina. El altar sirve como un recordatorio físico del compromiso de Dios y de la confianza de Abram en Él. Este encuentro subraya la importancia de la fe y la obediencia en el camino espiritual, ilustrando cómo la relación de Abram con Dios se basa en la confianza y el respeto. La promesa de tierra para la descendencia de Abram es un testimonio de la fidelidad de Dios y Su plan de bendecir a todas las naciones a través de la línea de Abram, que se cumple en la narrativa bíblica más amplia.
Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.
Génesis 12:7
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