La colocación del altar de oro para el incienso frente al arca del pacto es un acto significativo en la construcción del tabernáculo. Este altar representa las oraciones e intercesiones del pueblo, que se ofrecen continuamente a Dios, simbolizando una comunicación constante y una relación con lo divino. El arca del pacto, que contiene las tablas de la ley, es el objeto más sagrado, representando el pacto de Dios con Israel. Al situar el altar de incienso frente a ella, se subraya la importancia de la oración y la adoración como elementos centrales para mantener esta relación de pacto.
La cortina en la entrada del tabernáculo actúa como una barrera física y simbólica, delimitando el espacio sagrado del mundo ordinario. Significa la necesidad de pureza y preparación antes de entrar en la presencia de Dios. Este arreglo enseña a los israelitas sobre la santidad de la adoración y la reverencia requerida al acercarse a Dios. También refleja la naturaleza estructurada de la adoración, donde cada elemento tiene un propósito y un lugar, contribuyendo a la armonía y santidad de la experiencia de adoración. Este pasaje invita a los creyentes a considerar la importancia de la preparación y la reverencia en sus propias prácticas espirituales.