Los israelitas reciben instrucciones para comer la comida de la Pascua en un estado de preparación, simbolizando su inminente salida de Egipto. Este acto no es solo físico, sino que implica una profunda preparación espiritual. Ceñir los lomos, usar sandalias y sostener un bordón representan la disposición para moverse, subrayando la urgencia de la liberación que Dios está a punto de llevar a cabo. Este momento marca el inicio de su viaje hacia la libertad, un camino que requiere fe y confianza en las promesas de Dios. La cena de Pascua se convierte en una ordenanza duradera, conmemorando la protección de Dios y la liberación de Su pueblo. Sirve como un poderoso recordatorio de la fidelidad de Dios y de la importancia de estar listos para responder a Su llamado. La prisa con la que deben comer resalta la inmediatez de la acción de Dios y la necesidad de estar preparados, tanto espiritual como físicamente, para seguir Su dirección. Esta disposición es un llamado a confiar en el tiempo de Dios y estar dispuestos a dejar atrás lo familiar por la promesa de un nuevo futuro.
Y así comeréis el cordero; vuestros lomos ceñidos, vuestros zapatos en los pies, y vuestro bordón en la mano; y lo comeréis apresuradamente. Es la pascua de Jehová.
Éxodo 12:11
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