Este versículo retrata vívidamente el poder y la autoridad incomparables de Dios sobre la tierra. La imagen de la tierra derritiéndose al toque de Dios y el terreno que sube y baja como el río Nilo transmite la idea de que toda la creación está sujeta a Su voluntad. La referencia al Nilo, un río conocido por sus inundaciones anuales y su posterior descenso, simboliza la naturaleza cíclica del juicio y la misericordia de Dios. Cuando Dios actúa, no se trata de una simple perturbación, sino de un evento significativo y transformador que afecta a toda la creación. El duelo de los habitantes significa el reconocimiento del poder de Dios y las consecuencias de Su juicio. Este pasaje nos recuerda la soberanía de Dios y la necesidad de humildad ante Él. Llama a los creyentes a reconocer la grandeza de Dios, quien sostiene el mundo en Sus manos, y a vivir de manera que respete Su autoridad y busque Su guía. El versículo invita a reflexionar sobre la relación entre la humanidad y lo divino, fomentando una comprensión más profunda del papel de Dios como el gobernante supremo del universo.
El Señor, Jehová de los ejércitos, el que toca la tierra, y ella se derrite, y todos los que habitan en ella harán duelo; y subirá toda ella como el Nilo, y se hundirá como el río de Egipto.
Amós 9:5
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