En este versículo, Dios habla de un futuro donde su pueblo poseerá el remanente de Edom y todas las naciones que llevan su nombre. Esto significa un tiempo de restauración y expansión para Israel, donde el reino de Dios se extenderá más allá de sus fronteras actuales. Edom, históricamente un enemigo de Israel, representa a aquellos que alguna vez estuvieron fuera del pacto de Dios, pero que ahora son incluidos en su plan. La mención de 'todas las naciones que llevan mi nombre' indica la intención de Dios de atraer a personas de todas las naciones a su redil, destacando su amor universal y la inclusividad de su reino.
Esta profecía apunta a un futuro donde las divisiones son sanadas y el pueblo de Dios está unido bajo su dominio. Subraya el tema de la redención y el cumplimiento de las promesas de Dios, mostrando que sus planes no están limitados por fronteras humanas. Para los creyentes de hoy, este versículo ofrece esperanza y certeza de que los propósitos de Dios prevalecerán, animándolos a abrazar una visión de unidad y a participar en la misión de Dios para alcanzar a todos los pueblos. Nos recuerda que el amor y la gracia de Dios están disponibles para todos, sin importar su trasfondo.