La segunda carta de Pedro comienza con un llamado urgente a los creyentes a fortalecer su fe. Pedro, un apóstol de Jesucristo, escribe a aquellos que han recibido una fe igualmente preciosa. En este capítulo, enfatiza que el conocimiento de Dios y de Jesucristo es fundamental para el crecimiento espiritual. Pedro recuerda a los lectores que han sido dotados de todo lo necesario para vivir una vida piadosa a través del poder divino. Además, les exhorta a añadir a su fe virtudes como la bondad, el conocimiento, el dominio propio, la perseverancia, la piedad, la fraternidad y el amor. Cada una de estas cualidades es esencial para no caer en la ineficacia y la falta de fruto en el conocimiento de nuestro Señor. Este capítulo establece la base para la importancia de vivir una vida de integridad y crecimiento en la fe, recordando que la elección y la llamada de Dios son irrevocables.
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