El tercer capítulo de 2 Corintios presenta una profunda reflexión sobre el ministerio de la nueva alianza en comparación con la antigua. Pablo utiliza la metáfora de las tablas de piedra, que representan la ley dada a Moisés, y las compara con el nuevo pacto establecido por Cristo, que está escrito en los corazones de los creyentes. Este nuevo pacto es superior, no solo porque trae vida, sino porque también es un ministerio de gloria. Pablo argumenta que, aunque la antigua alianza tenía su propia gloria, la gloria del nuevo pacto es aún más brillante y duradera. Este capítulo resalta la transformación que ocurre en la vida de los creyentes a través del Espíritu Santo, quien nos capacita para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. La libertad que encontramos en Cristo es un tema central, y Pablo invita a los corintios a abrazar esta nueva identidad en Cristo, que les permite reflejar su gloria en el mundo.
2 Corintios capítulo 3
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