En el undécimo capítulo de 2 Crónicas, Roboam se enfrenta a la realidad de un reino dividido, pero toma medidas para fortalecer su dominio en Judá. Reconociendo la amenaza de Jeroboam y el reino del norte, Roboam se dedica a construir ciudades fortificadas para proteger su territorio. Además, establece sacerdotes y levitas para el servicio en el Templo, asegurando que la adoración a Dios continúe en su reino. Este capítulo destaca el esfuerzo de Roboam por consolidar su poder y mantener la identidad espiritual de Judá, a pesar de la división. La importancia de la adoración y la fidelidad a Dios se enfatiza a medida que Roboam busca la manera de guiar a su pueblo en tiempos de incertidumbre. Aunque enfrenta desafíos significativos, su compromiso con la adoración y la construcción de una base sólida para su reino son pasos cruciales en su reinado.
2 Crónicas capítulo 11
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