El cierre de la historia de Tobit se da en un tono de paz y reflexión. Tobit, ahora anciano y lleno de gratitud, ofrece consejos finales a su hijo Tobías sobre la importancia de vivir en fe y obediencia a Dios. Su legado se centra en la importancia de la oración, la caridad y la justicia, principios que ha vivido a lo largo de su vida. Tobit también expresa su deseo de ser enterrado en su tierra natal, reafirmando su conexión con su herencia y su fe. Al final, Tobit muere en paz, rodeado de su familia y en la certeza de que ha cumplido su propósito en la vida. Este capítulo resalta la importancia de dejar un legado espiritual y la influencia que una vida de fe puede tener en las generaciones futuras. La historia de Tobit concluye con un mensaje de esperanza y la promesa de que Dios siempre está presente para guiar y restaurar a su pueblo.
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