La historia de Tobit comienza en un contexto de sufrimiento y exilio. Tobit, un israelita de la tribu de Neftalí, vive en Nínive tras la cautividad de Israel. A pesar de las adversidades que enfrenta, incluyendo la ceguera y la pérdida de su fortuna, Tobit se mantiene firme en su fe y en sus prácticas religiosas. A lo largo de su vida, ha sido un defensor de la justicia y ha ayudado a los necesitados, lo que refleja su carácter piadoso. Este primer capítulo establece el tono de la narrativa, presentando a Tobit como un hombre de integridad que, a pesar de las pruebas, sigue confiando en la providencia de Dios. Su historia es un recordatorio de la importancia de la fe y la perseverancia en tiempos difíciles, temas que resonarán a lo largo de todo el libro.
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