El capítulo 11 presenta a los dos testigos, que profetizan durante un tiempo determinado en Jerusalén. Estos testigos, dotados de poder divino, realizan milagros y son una voz de advertencia en medio de la rebelión. Sin embargo, son asesinados por la bestia que asciende del abismo, lo que parece ser una victoria para el mal. Pero tres días después, Dios les da vida y los levanta, demostrando su poder sobre la muerte. Este capítulo ilustra la lucha entre el bien y el mal y la certeza de que, aunque los creyentes enfrenten persecución, la victoria final pertenece a Dios. La resurrección de los testigos es un poderoso recordatorio de la esperanza de la vida eterna para todos los que creen.
Apocalipsis capítulo 11
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