El Salmo 82 es una fuerte denuncia de la injusticia que prevalece entre los jueces y líderes del pueblo. Comienza con la imagen de Dios en la asamblea de los dioses, donde se presenta como el juez supremo que examina las acciones de los líderes. A lo largo del salmo, se critica a los jueces por no defender a los oprimidos y por favorecer a los malvados. La súplica es clara: Dios llama a los líderes a actuar con justicia y a proteger a los débiles y necesitados. Este salmo también recuerda que, a pesar de su autoridad, los jueces son mortales y serán juzgados por Dios. La culminación del salmo es un llamado a que Dios se levante y juzgue a la tierra, afirmando que Él es el verdadero defensor de la justicia. Este salmo invita a los creyentes a clamar a Dios por justicia en un mundo lleno de corrupción y a recordar que Él es un juez justo que no pasará por alto la maldad.
Salmos capítulo 82
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