El Salmo 56 es un lamento de David que expresa su angustia y su clamor por protección en medio de la persecución. Comienza con un reconocimiento de que sus enemigos lo acechan y lo atormentan, pero David se aferra a su fe en Dios. A lo largo del salmo, David repite su confianza en el Señor, afirmando que, aunque los hombres lo ataquen, él no temerá. La imagen de Dios como su refugio y protector se destaca, y David recuerda que Dios cuenta cada una de sus lágrimas, lo que demuestra Su cuidado y atención hacia él. Este salmo culmina en una declaración de confianza en que Dios lo librará de sus enemigos y que ofrecerá sacrificios de acción de gracias. Este salmo invita a los creyentes a clamar a Dios en tiempos de angustia, confiando en que Él escucha y responde a las súplicas de aquellos que se refugian en Él.
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