El Salmo 127 es un sabio recordatorio de que la prosperidad y la seguridad provienen de Dios, no del esfuerzo humano. Comienza con la afirmación de que, si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican. Este salmo resalta la importancia de depender de Dios en todas las áreas de la vida, incluyendo el trabajo y la familia. La imagen de la familia como un regalo de Dios se destaca, donde los hijos son descritos como una herencia y un premio. A lo largo del salmo, se enfatiza que la paz y la seguridad en el hogar son bendiciones que solo Dios puede otorgar. Este salmo culmina en una afirmación de que aquellos que confían en el Señor disfrutarán de la paz y la prosperidad. Este salmo invita a los creyentes a reconocer la importancia de depender de Dios en sus vidas y a valorar las bendiciones que Él les ha dado.
Salmos capítulo 127
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