En medio de la reconstrucción, surgen problemas internos que amenazan la unidad del pueblo. Este capítulo destaca las injusticias sociales que afectan a los más vulnerables, ya que algunos judíos se quejan de que sus hermanos los están explotando. Nehemías, al escuchar estas quejas, se indigna y confronta a los nobles y oficiales, exigiendo que devuelvan las tierras y propiedades a los pobres. Su valentía para abordar estos problemas demuestra su compromiso no solo con la reconstrucción física de Jerusalén, sino también con la restauración de la justicia social. Este capítulo es un recordatorio de la importancia de la equidad y la compasión en la comunidad de fe, y cómo el liderazgo debe incluir la defensa de los derechos de los oprimidos.
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