La profecía de Nahum se abre con una poderosa declaración sobre la naturaleza de Dios: "El Señor es celoso y vengador". Este libro, que se centra en la inminente caída de Nínive, la capital del imperio asirio, revela el juicio divino que se avecina sobre una ciudad conocida por su crueldad y opresión. Nahum describe vívidamente la devastación que caerá sobre Nínive, utilizando imágenes de guerra y destrucción para enfatizar la certeza del juicio de Dios. A lo largo de este capítulo, se destaca la justicia de Dios, quien no dejará sin castigo a los opresores. La profecía también ofrece consuelo a Judá, recordándoles que su sufrimiento no ha pasado desapercibido y que Dios se levantará en su defensa. Este capítulo establece el tono para el resto del libro, donde se exploran temas de justicia, venganza y la soberanía de Dios sobre las naciones.
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