El quinto capítulo de Miqueas se destaca por su famosa profecía sobre el nacimiento del Mesías en Belén. En medio de la oscuridad y la desesperanza, el profeta anuncia que de esta pequeña ciudad nacerá un gobernante que traerá salvación y paz a Israel. Este pasaje es fundamental en la narrativa bíblica, ya que establece la conexión entre las promesas de Dios y el cumplimiento en la persona de Jesucristo. Miqueas describe a este líder como uno que se levantará con poder y autoridad, guiando a su pueblo con justicia. La mención de Belén, un lugar humilde, subraya la naturaleza sorprendente de los planes de Dios. Este capítulo no solo es un anuncio de la llegada del Mesías, sino también un recordatorio de que la verdadera grandeza a menudo surge de lo pequeño y lo despreciado, ofreciendo esperanza a todos los que esperan en el Señor.
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