El ministerio de Jesús se manifiesta a través de una serie de milagros que demuestran su autoridad sobre la enfermedad y el sufrimiento. En este capítulo, un leproso se acerca a Jesús, implorando ser sanado. Con compasión, Jesús lo toca y lo sana, desafiando las normas sociales de su tiempo. Luego, un centurión romano muestra una fe extraordinaria al pedir la sanación de su siervo, creyendo que Jesús puede hacerlo con solo decir la palabra. Jesús se maravilla de su fe y concede la sanación. Además, Jesús sana a la suegra de Pedro, quien se levanta y comienza a servirles. Estos milagros no solo revelan el poder de Jesús, sino que también ilustran su disposición a tocar y sanar a los marginados. Este capítulo destaca la compasión de Jesús y su misión de traer sanidad y restauración a la humanidad.
Mateo capítulo 8
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