En este versículo, los justos se muestran sorprendidos por el reconocimiento del Señor hacia sus actos de bondad. Se preguntan cuándo tuvieron la oportunidad de servirle directamente, lo que ilustra su humildad y naturaleza genuina. Este diálogo forma parte de una enseñanza más amplia donde Jesús explica que servir a los demás, especialmente a los necesitados, es equivalente a servirle a Él. Los justos son aquellos que realizan actos de bondad de manera natural, sin buscar reconocimiento o recompensa. Su sorpresa indica que sus acciones no estaban motivadas por el deseo de ser reconocidos, sino que surgían de un amor y compasión genuinos por los demás.
Esta enseñanza subraya un principio cristiano fundamental: que el amor a Dios se demuestra a través del amor hacia los demás. Desafía a los creyentes a ver cada acto de bondad como una oportunidad para servir a Cristo. Al alimentar a los hambrientos, dar de beber a los sedientos y cuidar de quienes lo necesitan, los cristianos están llamados a vivir su fe de maneras prácticas y tangibles. El versículo fomenta un enfoque desinteresado del servicio, donde el foco está en el bienestar de los demás en lugar de en la ganancia o reconocimiento personal.