En este capítulo, Jesús lleva a sus discípulos a la región de Cesarea de Filipo, donde plantea una pregunta crucial: "¿Quién dicen los hombres que soy yo?" Las respuestas varían, pero Pedro, inspirado por el Espíritu, declara: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Esta confesión es fundamental, ya que Jesús responde que sobre esta roca edificará su iglesia, prometiendo que las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Sin embargo, Jesús también comienza a revelar a sus discípulos la realidad de su sufrimiento, muerte y resurrección, algo que Pedro no puede aceptar y que recibe una dura reprimenda de Jesús. Este capítulo establece la identidad de Jesús como el Mesías y anticipa el camino doloroso que debe recorrer, desafiando a sus seguidores a tomar su cruz y seguirlo. La enseñanza sobre el costo del discipulado resuena profundamente en la vida cristiana.
Mateo capítulo 16
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