Durante la Transfiguración, Pedro, Santiago y Juan son testigos de la gloria divina de Jesús, junto a Moisés y Elías. La experiencia es tan abrumadora que Pedro, en su miedo y asombro, sugiere construir refugios para ellos. Este versículo captura la confusión y el miedo de Pedro, ilustrando una reacción humana común ante lo divino. Los discípulos se enfrentan a una realidad que trasciende su comprensión, y su temor es un testimonio de la naturaleza asombrosa de la presencia de Dios.
Este momento nos enseña sobre el viaje de fe de los discípulos, mientras lidian con el misterio de la identidad de Jesús. También nos reconforta saber que sentirse abrumado en la presencia de Dios es natural. El miedo de los discípulos no disminuye su fe; más bien, resalta su reverencia y el poder transformador de los encuentros divinos. En nuestras propias vidas, cuando enfrentamos momentos de incertidumbre o temor en nuestro camino espiritual, podemos encontrar consuelo en saber que Dios es paciente y comprensivo, guiándonos a través de nuestras dudas y acercándonos a Su verdad.