El viaje de María a la montaña de Judea es un momento profundo de fe y acción. Tras el anuncio del ángel Gabriel de que llevará al Hijo de Dios, María no duda. Se prepara y viaja para ver a Elizabeth, su pariente, quien también está viviendo un embarazo milagroso. Esta visita no es solo una reunión familiar; es un encuentro espiritual que confirma las promesas de Dios. La montaña de Judea es un lugar significativo, a menudo asociado con eventos históricos y espirituales en la Biblia. La prisa de María sugiere su deseo de compartir la alegría de Elizabeth y buscar la afirmación del mensaje del ángel. Este encuentro entre María y Elizabeth es un momento crucial, ya que une a dos mujeres elegidas por Dios para desempeñar roles fundamentales en Su plan de salvación. Su encuentro está marcado por la alegría, la profecía y una profunda sensación de la presencia de Dios. El viaje de María es un testimonio de su fe y disposición a participar en la obra de Dios, mostrando que, al enfrentarse a un llamado divino, responde con acción y confianza.
En aquellos días María se levantó y fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá.
Lucas 1:39
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