El cuarto capítulo de Jueces presenta a Débora, una profetisa y jueza, quien se levanta como líder en un tiempo de crisis. Israel está bajo la opresión de Sísara, el comandante del ejército cananeo. Débora convoca a Barac y le instruye que reúna un ejército para enfrentar a Sísara en el monte Tabor. La valentía de Débora y la fe de Barac se combinan, y juntos marchan hacia la batalla. En un giro providencial, Dios confunde a los cananeos, y Sísara es derrotado. Sin embargo, la victoria final se atribuye a Jael, quien, con astucia y valentía, asesina a Sísara mientras este se refugia en su tienda. Este capítulo destaca la importancia del liderazgo femenino en la historia de Israel y subraya la soberanía de Dios en la lucha contra los opresores. La victoria de Israel es un testimonio del poder de la fe y la obediencia a la voluntad de Dios.
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