La historia de Jonás comienza con un llamado divino que desafía su voluntad. Dios ordena a Jonás que vaya a Nínive, una ciudad conocida por su maldad, y proclame su juicio. Sin embargo, Jonás, temeroso y desobediente, decide huir en dirección opuesta, tomando un barco hacia Tarsis. A medida que se aleja, una feroz tormenta se desata, poniendo en peligro la vida de todos a bordo. Los marineros, aterrados, claman a sus dioses, mientras Jonás duerme en el fondo del barco. Al descubrir que él es la causa de la tormenta, lo echan al mar, y la tempestad cesa de inmediato. Este capítulo establece el tono de la narrativa, resaltando temas de desobediencia, la soberanía de Dios y la lucha interna de Jonás, quien se encuentra atrapado entre su miedo y su llamado divino.
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