En esta declaración, Jesús se dirige a la gente sobre un evento futuro que revelará su verdadera naturaleza y misión. La frase "levantado" hace referencia a su crucifixión, que será un momento significativo de revelación para quienes lo presencien. A través de su muerte y posterior resurrección, las personas llegarán a entender que Jesús es, de hecho, el Mesías, el enviado por Dios. Este momento confirmará sus enseñanzas y su autoridad divina.
Jesús enfatiza que sus palabras y acciones no provienen de sí mismo, sino que están en perfecta alineación con la voluntad de Dios el Padre. Esto subraya la relación íntima entre Jesús y Dios, donde Jesús actúa como el representante perfecto de la voluntad de Dios en la tierra. Su vida es un testimonio de obediencia y unidad con Dios, sirviendo como un ejemplo a seguir para los creyentes.
La crucifixión, aunque parece un momento de derrota, es en realidad la máxima demostración de la identidad y misión de Jesús. Es a través de este acto de sacrificio que el mundo es invitado a ver la profundidad del amor de Dios y el camino hacia la salvación. Este versículo invita a la reflexión sobre el profundo misterio de la vida, muerte y resurrección de Jesús como centrales en la fe cristiana.