Este versículo actúa como un marcador narrativo, situando los eventos dentro de un marco temporal específico en la historia del Evangelio. Juan el Bautista fue una figura clave en el Nuevo Testamento, conocido por su llamado al arrepentimiento y su papel en el bautismo de Jesús. Su ministerio fue influyente, atrayendo a muchos hacia un compromiso renovado con Dios. Al mencionar que estos eventos ocurrieron antes de la encarcelación de Juan, el autor del Evangelio proporciona un ancla cronológica que ayuda a los lectores a entender la secuencia de eventos que llevan al ministerio público de Jesús.
La encarcelación de Juan marca un punto de inflexión significativo, ya que señala el final de su ministerio activo y el comienzo de un papel más prominente para Jesús. Este contexto subraya la naturaleza transicional de la misión de Juan, que era preparar el camino para el Mesías. Comprender esta cronología enriquece la comprensión del lector sobre la narrativa del Evangelio, enfatizando la continuidad y progresión del plan redentor de Dios. El versículo nos recuerda la importancia del tiempo en la obra de Dios y la transición fluida de la misión preparatoria de Juan al cumplimiento de las promesas de Dios a través de Jesús.