Las palabras de Jesús, "Consumado es", marcan un momento profundo en la narrativa cristiana. Esta declaración no es de derrota, sino de triunfo. Jesús reconoce que su misión en la tierra, traer salvación a la humanidad, está completa. La frase significa el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento y la finalización del sistema sacrificial, ya que Jesús se convierte en el sacrificio supremo por el pecado. Al inclinar su cabeza y entregar su espíritu, Jesús muestra su control sobre su vida y muerte, enfatizando que su sacrificio fue voluntario y con propósito.
Este momento es fundamental para los cristianos, ya que representa la culminación del plan de redención de Dios. Subraya la creencia de que, a través de la muerte de Jesús, se elimina la barrera del pecado, ofreciendo a los creyentes la promesa de la vida eterna. Este acto de amor y obediencia es una piedra angular de la fe cristiana, animando a los creyentes a reflexionar sobre el significado del sacrificio de Jesús y la esperanza que trae. Sirve como un recordatorio de la profundidad del amor de Dios y de hasta dónde llegó para restaurar la relación entre la humanidad y Él.