En este momento, Jesús habla con Marta, recordándole que la fe desbloquea la visión de la gloria de Dios. El contexto es la resurrección de Lázaro, donde Jesús está a punto de realizar un milagro que desafía la comprensión humana. Sus palabras enfatizan la importancia de la creencia como un requisito previo para experimentar lo divino. Esta seguridad no es solo para Marta, sino para todos los que luchan con la duda. Resalta que la fe no es pasiva, sino una confianza activa en el poder y la bondad de Dios.
La gloria de Dios se refiere a Su presencia, majestuosidad y la manifestación de Su naturaleza divina. Al creer, las personas se abren a experimentar la obra de Dios en sus vidas, lo cual puede ser transformador y asombroso. Este versículo sirve como un recordatorio de que la fe es un viaje que requiere confianza, incluso cuando el resultado es incierto. Anima a los creyentes a aferrarse a su fe, sabiendo que la gloria de Dios se revelará en Su perfecto tiempo.