En este versículo, Dios se dirige a Job, cuestionándolo sobre el mundo natural. La mención de las cabras monteses y las ciervas pariendo subraya la complejidad y belleza de la creación. Estos animales, a menudo ocultos en terrenos remotos y escarpados, simbolizan las partes de la naturaleza que operan más allá de la observación y control humano. Las preguntas de Dios a Job son retóricas, destinadas a ilustrar la vasta diferencia entre la comprensión divina y la humana. Al resaltar eventos que ocurren sin intervención humana, Dios señala Su cuidado soberano y conocimiento sobre toda la creación. Este pasaje anima a los creyentes a reconocer sus propias limitaciones y a confiar en la sabiduría y el tiempo de Dios. También invita a reflexionar sobre el equilibrio y el orden intrincados presentes en el mundo natural, que Dios sostiene. El versículo sirve como un recordatorio humillante de la íntima participación del Creador con toda la vida, instándonos a apreciar los misterios del universo y a encontrar paz en la omnipotencia y omnisciencia de Dios.
¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿Has visto tú las ciervas parir?
Job 39:1
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