Dios habla a través del profeta Isaías para afirmar su identidad única como el Creador del universo. Él formó los cielos y la tierra con intención y propósito. La tierra no fue hecha para ser un vacío, sino que fue diseñada para sostener la vida, ilustrando el deseo de Dios por un mundo vibrante y lleno de vida. Esta afirmación subraya la soberanía de Dios y la exclusividad de su naturaleza divina, afirmando que no hay otro dios además de Él. Para los creyentes, esto es un recordatorio profundo de la intencionalidad detrás de la creación y la certeza de que la vida no es un accidente, sino parte de un plan divino. Invita a las personas a reconocer y celebrar el orden y la belleza de la creación, animándolas a vivir en armonía con el diseño de Dios. Este pasaje también sirve como un llamado a reconocer la autoridad singular de Dios y a confiar en su sabiduría y poder, sabiendo que Él es la fuente última de vida y propósito.
Porque así dice Jehová, que creó los cielos, él es Dios; el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para habitarla la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.
Isaías 45:18
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