Las palabras de Isaías aquí son una crítica a la inmadurez espiritual del pueblo. Al preguntar quién está siendo enseñado, implica que la audiencia no está lista para la profundidad del mensaje de Dios. La comparación con los infantes resalta su falta de preparación para enseñanzas más sustanciales. Esto sirve como un llamado a la autoexaminación para los creyentes, instándolos a considerar su propio crecimiento y madurez espiritual. ¿Siguen aferrándose a principios básicos, o están preparados para adentrarse en verdades más profundas? Este versículo desafía a los creyentes a ir más allá de una comprensión superficial de la fe y a buscar una relación más profunda y madura con Dios. Subraya la importancia de estar abiertos y dispuestos a aprender, creciendo en sabiduría y entendimiento. La imagen de los infantes es un recordatorio poderoso de que el crecimiento espiritual es un viaje que requiere esfuerzo y disposición para avanzar más allá de lo básico. Este pasaje anima a los creyentes a esforzarse por una conexión más profunda con Dios, abrazando la plenitud de Sus enseñanzas.
¿A quién enseñará conocimiento? ¿Y a quién hará entender la doctrina? A los desmamados de la leche, a los quitados de los pechos.
Isaías 28:9
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