En medio de una severa hambruna, los hermanos de José viajaron a Egipto para comprar grano, sin saber que el poderoso oficial egipcio con el que trataban era su hermano José, a quien habían vendido como esclavo muchos años atrás. José, ahora el segundo al mando después del faraón, los reconoció, pero eligió no revelar su identidad de inmediato. En su lugar, puso a prueba su integridad e intenciones acusándolos de ser espías y exigiendo que trajeran a su hermano menor, Benjamín, a Egipto como prueba de su honestidad. Esta demanda fue una prueba significativa, ya que Benjamín era el nuevo favorito de su padre, y perderlo causaría gran angustia.
Después de este encuentro tenso y emocional, los hermanos cargaron el grano que habían comprado en sus asnos y se pusieron en camino de regreso a Canaán. Este acto de cargar el grano no solo simboliza el sustento físico que recibieron, sino también el comienzo de un viaje hacia la sanación y la reconciliación dentro de su familia. La narrativa resalta temas de arrepentimiento, perdón y el despliegue del plan providencial de Dios, ya que las acciones de José finalmente conducen a la restauración de su familia y al cumplimiento de las promesas de Dios.