Ezequiel recibe una visión sobre las futuras fronteras de la tierra de Israel. La frontera oriental se detalla, extendiéndose desde Hauran y Damasco, atravesando el Jordán y llegando hasta el Mar Muerto, alcanzando Tamar. Esto es parte de una visión más amplia de restauración para Israel, prometiendo un regreso a su patria con límites definidos. Tales descripciones precisas subrayan el compromiso de Dios con Su pueblo, asegurando que tengan un lugar propio. Esta visión representa no solo una restauración física, sino también una renovación espiritual, ya que Dios restablece Su pacto con Israel. Las fronteras simbolizan el orden y la protección de Dios, ofreciendo esperanza y seguridad de Su presencia duradera. Al establecer estos límites, Dios también enseña sobre la importancia de la estructura y la comunidad, mostrando que Sus planes son integrales e inclusivos, proveyendo para las necesidades de Su pueblo.
Y el lado del mar será desde Tamar hasta las aguas de Meribot de Kades; el arroyo será hasta el gran mar. Y esta será la frontera del lado del sur hacia el mediodía.
Ezequiel 47:18
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