La caída de Tiro, una de las ciudades comerciales más poderosas de la antigüedad, es profetizada por Ezequiel en este capítulo. La ciudad, conocida por su riqueza y poder, se regocijó en la caída de Jerusalén y, por lo tanto, se enfrenta a la ira de Dios. Ezequiel describe cómo Tiro será destruida y sus habitantes dispersados. La profecía incluye detalles sobre el asedio y la devastación que caerán sobre la ciudad. Este capítulo destaca la justicia de Dios y su soberanía sobre las naciones. A través de la caída de Tiro, Ezequiel ilustra que ninguna nación puede desafiar a Dios sin enfrentar las consecuencias. La advertencia es clara: la arrogancia y la opresión no permanecerán impunes. Este capítulo invita a los lectores a reflexionar sobre la fragilidad de la riqueza y el poder humano frente a la justicia divina.
Ezequiel capítulo 26
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