Una experiencia sobrenatural marca el inicio del ministerio del profeta Ezequiel. En medio del exilio babilónico, Ezequiel es testigo de una visión extraordinaria que revela la gloria de Dios. En esta poderosa manifestación, ve un carro celestial tirado por cuatro criaturas vivientes, cada una con cuatro caras y alas, simbolizando la majestad y el poder divino. La visión no solo establece la autoridad de Ezequiel como profeta, sino que también subraya la presencia de Dios incluso en la tierra de la cautividad. Este encuentro transforma su vida y lo prepara para la difícil tarea de comunicar el mensaje de juicio y esperanza al pueblo de Israel. La apertura de este libro nos recuerda que, a pesar de las circunstancias adversas, Dios sigue siendo soberano y está presente entre su pueblo.
Ezequiel capítulo 1
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