La travesía por el desierto presenta nuevos desafíos para los israelitas, quienes se encuentran sin agua y claman a Moisés. En respuesta a su angustia, Dios instruye a Moisés para que golpee una roca en Horeb. Al hacerlo, brota agua en abundancia, saciando la sed del pueblo y demostrando nuevamente la provisión divina. Este milagro no solo satisface una necesidad física, sino que también reafirma la relación entre Dios y Su pueblo. Sin embargo, el capítulo también revela la falta de fe y la queja constante de los israelitas, lo que lleva a Moisés a nombrar el lugar Massa y Meribá, que significa 'prueba' y 'contienda'. Este relato subraya la importancia de confiar en Dios en tiempos de dificultad y la necesidad de recordar Su fidelidad en el pasado.
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