Este versículo aborda los aspectos prácticos y comunitarios de la comida de la Pascua. Instruye a las familias a compartir un cordero si su hogar es demasiado pequeño para consumir uno por sí solo. Esta directriz asegura que no se desperdicie comida y que todos tengan suficiente para comer. Refleja el principio bíblico más amplio de comunidad y apoyo mutuo, recordándonos que no somos individuos aislados, sino parte de una comunidad más grande. El acto de compartir una comida es simbólico de la comunión y la unidad, reforzando la idea de que todos somos responsables unos de otros. Al considerar las necesidades de los demás y compartir recursos, construimos comunidades más fuertes y compasivas. Este pasaje nos anima a ser conscientes de quienes nos rodean y a actuar con generosidad y amabilidad, asegurando que todos estén incluidos y cuidados. Es un llamado a vivir nuestra fe de manera práctica, demostrando amor y hospitalidad a nuestros vecinos.
Y si la familia fuera tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino más cercano tomarán uno, conforme al número de las almas; conforme a lo que cada uno pueda comer, haréis la cuenta para el cordero.
Éxodo 12:4
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