En este momento, Dios habla directamente a Moisés y Aarón mientras aún se encuentran en Egipto, preparando el escenario para una serie de eventos que llevarán a la liberación de los israelitas de la esclavitud. Esta comunicación significa el inicio de un nuevo capítulo para los israelitas, ya que Dios se dispone a liberarlos de la opresión. La dirección directa a Moisés y Aarón resalta sus roles como líderes elegidos por Dios para guiar a su pueblo. Este encuentro no solo se trata de las instrucciones inmediatas, sino también de establecer una relación de pacto con los israelitas, donde Dios está activamente involucrado en su camino.
El contexto de este versículo es crucial, ya que precede las instrucciones para la Pascua, un evento significativo que marca el comienzo del viaje de los israelitas hacia la libertad. La Pascua se convierte en una ordenanza duradera para los israelitas, simbolizando la protección y liberación de Dios. Este momento es un recordatorio de la fidelidad de Dios y su poder para intervenir en la historia humana. También enfatiza la importancia de escuchar y seguir la guía de Dios, ya que conduce a la liberación y al cumplimiento de sus promesas.