El quinto capítulo de Amós es un poderoso lamento por la caída de Israel y un llamado a la justicia. Amós comienza con una elegía por la casa de Israel, destacando su inminente destrucción. A lo largo del capítulo, el profeta denuncia la hipocresía religiosa, donde las ceremonias y rituales se llevan a cabo sin un corazón sincero. Dios no se complace en las ofrendas y festividades cuando hay injusticia y opresión en la sociedad. Amós clama por un regreso a la verdadera adoración, que se manifiesta en acciones justas y rectas. La famosa exhortación "buscad a Dios y viviréis" resuena como un llamado urgente a la nación para que se vuelva a su Creador y actúe con justicia. Este capítulo establece un contraste entre la religión vacía y la verdadera devoción que se expresa a través de la justicia social.
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