La persecución contra la iglesia se intensifica bajo el rey Herodes, quien ejecuta a Santiago, el hermano de Juan, y arresta a Pedro con la intención de hacerle lo mismo. Mientras Pedro está en prisión, la iglesia ora fervientemente por su liberación. En una noche, un ángel del Señor aparece en la prisión, liberando a Pedro de sus cadenas y guiándolo fuera. Pedro, al darse cuenta de que no es una visión, se dirige a la casa de María, donde los creyentes están reunidos orando. Su llegada causa asombro y alegría entre los que oraban. Sin embargo, Herodes, al no encontrar a Pedro, busca respuestas y finalmente es juzgado por Dios. Este capítulo resalta el poder de la oración y la intervención divina, mostrando que, a pesar de la persecución, Dios sigue protegiendo y guiando a su pueblo.
Hechos capítulo 12
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