El capítulo 16 narra el reinado de Acaz, un rey de Judá que se caracteriza por su infidelidad a Dios y su inclinación hacia la idolatría. Acaz, enfrentando amenazas de enemigos como Israel y Siria, toma la drástica decisión de buscar ayuda en Asiria, en lugar de confiar en el Señor. Para agradar a los asirios, Acaz adopta prácticas paganas, incluso sacrificando a su propio hijo en un ritual abominable. Este capítulo resalta la gravedad de apartarse de la adoración verdadera y las consecuencias de buscar alianzas con naciones paganas. La historia de Acaz es un recordatorio de que la desobediencia a Dios lleva a la ruina y a la pérdida de identidad como pueblo elegido.
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