El quinto capítulo de 2 Corintios se centra en la esperanza de la resurrección y la vida eterna. Pablo utiliza la metáfora de la tienda, comparando nuestro cuerpo terrenal con una tienda que es temporal y pasajera. A medida que envejecemos y enfrentamos la mortalidad, Pablo nos recuerda que tenemos una esperanza segura en la vida eterna que Dios ha prometido a sus hijos. Este anhelo de estar con el Señor es un tema central, y Pablo expresa su deseo de ser revestido con el cuerpo glorificado que nos espera. Además, enfatiza que, mientras estamos en este cuerpo, vivimos por fe y no por vista, lo que nos llama a confiar en las promesas de Dios. Este capítulo también aborda la responsabilidad que tenemos como embajadores de Cristo, instando a los creyentes a vivir de manera que refleje su identidad en Él y a compartir el mensaje de reconciliación con el mundo.
2 Corintios capítulo 5
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