Las palabras de Pablo a los corintios son tanto una despedida como una exhortación. Les llama a regocijarse, destacando la importancia del gozo en la vida cristiana. El gozo no es solo una emoción, sino un estado de ser que refleja la confianza en las promesas de Dios. Pablo urge a los creyentes a esforzarse por una restauración plena, lo que significa reparar relaciones rotas y buscar la reconciliación. El ánimo es vital para edificar a los demás, fomentando una comunidad solidaria. Ser de un mismo sentir sugiere unidad en propósito y creencia, lo que fortalece la misión y el testimonio de la iglesia. Vivir en paz no solo se trata de la ausencia de conflicto, sino de crear activamente un entorno donde el amor y la comprensión prosperen. Pablo les asegura que cuando encarnan estas virtudes, el Dios de amor y paz estará presente entre ellos. Esta presencia es una fuente de fortaleza y consuelo, guiándolos en su camino de fe. Este pasaje es un recordatorio atemporal del poder de la comunidad y el impacto transformador de vivir el amor y la paz de Dios.
Finalmente, hermanos, tened gozo; perfeccionaos; consolaos; sed de un mismo sentir; vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros.
2 Corintios 13:11
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