El trigésimo segundo capítulo de 2 Crónicas narra la amenaza inminente del rey Senaquerib de Asiria contra Judá. A pesar de la formidable fuerza del enemigo, Ezequías muestra una fe inquebrantable en Dios. Al enterarse de la invasión, Ezequías se dedica a la oración y busca la guía del profeta Isaías, quien le asegura que Dios protegerá a Jerusalén. Este capítulo destaca la importancia de la fe en tiempos de crisis y la confianza en la intervención divina. Ezequías toma medidas para preparar a su pueblo, fortificando las murallas de Jerusalén y asegurando el suministro de agua. Cuando Senaquerib envía cartas desafiantes, Ezequías responde con una oración ferviente, presentando la situación ante Dios. La respuesta divina llega en forma de un milagro: el ángel del Señor derrota al ejército asirio. Este relato es un poderoso recordatorio de que, cuando confiamos en Dios, Él es capaz de hacer lo imposible y proteger a su pueblo.
2 Crónicas capítulo 32
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