El quinto y último capítulo de 1 Pedro se centra en la responsabilidad de los ancianos y la relación entre ellos y la congregación. Pedro, como anciano, insta a sus colegas a pastorear el rebaño de Dios con dedicación y amor, no por obligación, sino con un corazón dispuesto. También les recuerda que deben ser ejemplos a seguir. Además, Pedro exhorta a todos los creyentes a vestirse de humildad, recordando que Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes. Este capítulo concluye con una llamada a permanecer firmes en la fe, a resistir al enemigo y a confiar en la gracia de Dios. La carta termina con una nota de esperanza, recordando a los creyentes que, después de haber sufrido un poco, serán perfeccionados, afirmados y fortalecidos por el Dios de toda gracia.
Descubre cómo FaithAI está transformando vidas
Miles de usuarios están experimentando un crecimiento espiritual diario y una conexión renovada con Dios.