La primera carta de Pedro se dirige a los cristianos que enfrentan persecuciones y sufrimientos en diversas regiones. En este primer capítulo, el apóstol Pablo recuerda a los elegidos de Dios su identidad y herencia espiritual. A través de la resurrección de Jesucristo, los creyentes han sido regenerados para una esperanza viva, una herencia incorruptible y eterna que se guarda en los cielos. Pedro les anima a mantenerse firmes en la fe, a pesar de las pruebas que enfrentan, y a vivir en santidad, reflejando el carácter de Dios. Este capítulo establece la base de la carta, enfatizando la importancia de la fe y la esperanza en medio de la adversidad, y llamando a los creyentes a ser un pueblo separado, dedicado a Dios.
1 Pedro capítulo 1
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