La visita de David a Ornán es un momento clave que resalta temas de humildad, respeto y obediencia a Dios. Ornán reconoce de inmediato la autoridad de David al inclinarse, un gesto que simboliza respeto y sumisión. Este encuentro trasciende una simple transacción; está profundamente arraigado en un contexto espiritual. David busca comprar la era para construir un altar al Señor, siguiendo una orden divina para detener una plaga que afecta a Israel. Este acto de construir un altar es significativo, ya que representa el arrepentimiento de David y su deseo de restaurar su relación con Dios. La narrativa enfatiza la importancia de obedecer las instrucciones divinas y la humildad necesaria para buscar el perdón y hacer las paces. También ilustra cómo el liderazgo implica tomar decisiones difíciles que se alinean con la voluntad divina, y cómo el respeto y la humildad pueden allanar el camino hacia la reconciliación y la paz. Esta historia recuerda a los creyentes el poder del arrepentimiento sincero y la importancia de honrar a Dios en todas las acciones.
Y David dijo a Ornán: Dame el lugar de esta era, para edificar un altar a Jehová; porque me darás el precio de ella, para que la plaga sea quitada del pueblo. Y Ornán dijo a David: Tómalo para ti; y el rey haga lo que bien le parezca. He aquí, yo doy bueyes para el holocausto, y trillos y yuntas para la leña.
1 Crónicas 21:21
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