El decimoséptimo capítulo de 1 Crónicas es un momento clave en la historia de Israel, donde Dios establece un pacto eterno con David. Tras haber llevado el arca a Jerusalén, David se siente inquieto por vivir en un palacio mientras el arca está en una tienda. En respuesta a su deseo de construir un templo, el profeta Natán recibe un mensaje de Dios que revela que David no será quien edifique la casa, sino que su hijo lo hará. Sin embargo, Dios promete a David que su linaje será eterno y que su reino nunca será destruido. Este capítulo destaca la fidelidad de Dios y Su compromiso con Su pueblo, así como la importancia de la obediencia a Su voluntad. La promesa de un reino eterno a través de la casa de David es un mensaje de esperanza que resuena a lo largo de la historia bíblica, culminando en la llegada de Jesucristo, el descendiente de David.
1 Crónicas capítulo 17
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